¿Cómo nace su pasión por la patineta?
“Siempre me gustaron los deportes extremos, soy adicta a la adrenalina. Estuve rodeada del skate por mis primos y amigos cuando era niña, pero no fue sino hasta que fui a casa de unos amigos zonians y vi un longboard, lo pedí prestado y empecé a probar y se convirtió en mi obsesión”.
Ha recorrido en patineta diversas partes del mundo, ¿qué tal la experiencia?
“He ido a California, Portland, México, Colombia, París, Alemania, Israel y Cuba.
La mejor experiencia la tuve en Israel en el documental “Open” Longboard Girls Crew, al cual me envió mi patrocinador oficial Loaded boards, ubicado en California”.
¿Cómo fue la experiencia del documental en Israel?
“Increíble, fuimos 14 mujeres de diferentes partes del mundo, fue muy especial porque aprendimos una cultura muy antigua envuelta en el modernismo”.
¿Qué disfruta de dictar clases?
“Ver cómo los niños pueden superar sus miedos, sus sonrisas al lograr hacer un truco quenuncapensaronquepodíanhacer. Es un reto para ellos todos los días venir a la escuela y aprender algo nuevo, les crea confianza en ellos mismos y su autoestima se eleva”.
¿Cómo nace The Community Skate Club?
“Nació en pandemia, yo siempre he dado clases, pero era bastante esporádico, hasta que me empezaron a escribir que si podía darles clases jóvenes y papás, me escribió un papá en específico que quería darle una sorpresa a su hija. Fui a su complejo, empezamos a patinar y a ella le encantó y empezaron a escribir más y más padres y, bueno, se formó la escuela formal en el 2020”.