La obesidad representa uno de los principales factores de riesgo para diversas enfermedades no transmisibles (ENT), incluyendo la diabetes, enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y varios tipos de cáncer, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En el año 2021, la obesidad contribuyó a 2.8 millones de muertes relacionadas con las ENT en la región de las Américas.
En la lucha contra la obesidad, el balón intragástrico se ha convertido en una herramienta efectiva para aquellos que buscan perder peso y mejorar su salud.
Para aclarar sobre este procedimiento y sus implicaciones, el Dr. Alberto Navarro, Cirujano General del Hospital Paitilla, ofrece información valiosa sobre esta técnica innovadora que acaba de cumplir 25 años.

SALUD  | Balón intragástrico, 25 años después

¿EN QUÉ CONSISTE?
El balón intragástrico es un dispositivo de aproximadamente 500 ml que se coloca dentro del estómago, ocupando parte del espacio y limitando la ingesta de alimentos. Existen dos tipos de balones disponibles en el mercado: uno que se coloca con endoscopia y otro que el paciente se traga. Ambos son colocados en la misma parte del estómago.
Se recomienda en casos de obesidad severa, incluyendo obesidad mórbida, como una medida para conseguir pérdida de peso y disminuir el riesgo quirúrgico previo a la cirugía.

“Sin embargo, al ser un cuerpo extraño, el estómago puede experimentar molestias gástricas, náuseas o reflujo durante los primeros días”, afirma el especialista.
Por esta razón, los pacientes con reflujo gastroesofágico no son los mejores candidatos para balón intragástrico.
En tanto, el doctor Navarro señala que no hay efectos a largo plazo por la colocación del balón. “El tiempo de permanencia varía”, aunque puede ser de 4 meses a seis meses.

El método puede producir una pérdida de peso de aproximadamente 15 kilos, dependiendo del exceso de peso inicial y la adherencia del paciente a las recomendaciones dietéticas y de ejercicio.

RECOMENDACIONES

Luego de la colocación del balón, se instruye al paciente sobre una dieta progresiva, iniciando con líquidos claros y avanzando gradualmente a una dieta regular.
“Es fundamental seguir las recomendaciones del especialista en nutrición para garantizar una transición tolerable y preparar el camino hacia un peso estable después de la eliminación del balón”.

AVANCES

El médico manifiesta que, tras 25 años se existencia, se han desarrollado avances significativos en la técnica de colocación del balón, incluida la posibilidad de tragar una cápsula que contiene el dispositivo, evitando así la necesidad de endoscopia.

El balón intragástrico emerge como una opción efectiva para aquellos que luchan contra la obesidad, ofreciendo una herramienta para la pérdida de peso y la mejora de la salud en un enfoque multidisciplinario que aborda tanto aspectos físicos como psicológicos del paciente.

SALUD  | Balón intragástrico, 25 años después