TRAS VIVIR UNA TRISTE EXPERIENCIA AL PERDER A SUS DOS PERRITAS DE TODA LA VIDA EN PLENA PANDEMIA, OMAR Y LORENA OBTUVIERON UNA RECOMPENSA CON LA LLEGADA DE NUTELLA Y SUGAR A SUS VIDAS, PARA LLENARLOS DE AMOR Y CARIÑO.
“Son animalitos muy agradecidos”
Omar Rodríguez y su esposa, Lorena Milanés, quedaron devastados cuando perdieron a sus dos perritas: Vainilla y Canela, a meses de diferencia, en plena pandemia. En diciembre de 2020, Omar contactó al Hogar San Roque y le informaron de una cachorra que había sido abandonada en el hogar por una familia. Sin embargo, ya tenía varios días en el albergue y no quería comer, y decidieron darle una oportunidad. Ahora Nutella vive feliz con sus padres en una nueva familia compuesta por Omar y Lorena, en el cual la miman y la llenan de alegría.
El último en sumarse al equipo fue Sugar, que apareció en su casa en octubre del 2021, y a diferencia de los gatos del barrio, “este era muy sociable, a los días de su llegada se le esterilizó, vacunó y colocó plaquita con su nombre, él es muy independiente y es mascota a “medio tiempo” porque pasa la mitad del día en la calle. L
e encanta que se le bañe y se deja cortar las uñas”, afirma Lorena.
CADA UNO CON SU PERSONALIDAD
Sus padres humanos describen a Nutella como una perrita “muy activa y le encanta correr en el patio, le gusta cuando jugamos con ella con las pencas secas que caen de la palma, se forma un tira y jala hasta que ella sale corriendo con la penca”.
Además, le gusta jugar con todos sus peluches, aunque les quita un pie o una oreja para que se lo volvamos a reparar y volver a jugar con ellos. Por su parte, a Sugar le gustan los juguetes de Nutella y uno de sus pasatiempos es esconderse y asustar a Nutella, además de jugar con un palito o sus rascadores. “A ambos les gusta tomar sus siestas juntos bajo el sol. Se portan muy bien cuando van en el carro, es una actividad que disfrutan, aunque sea para ir al veterinario o solo un paseo”. La pareja ha ubicado hogares para colaborar con rescates y han recogido gatos del barrio y los han llevado a esterilizar.
En lo posible también colaboran con donaciones de comida y participan como voluntarios para bañar a los perros de un albergue, lo cual describe como una “gran experiencia”. Lorena manifiesta que a veces no somos conscientes de la cantidad de animales de la calle, maltratados y en condiciones precarias, “que necesitan una oportunidad, una casa que los reciba”.
